Giorno y los demás consiguen la llave de Pompeya y se suben a un tren destino a Florencia siguiendo las instrucciones de moverse sin ser detectados por el enemigo. Desesperados, sus perseguidores usan un Stand que envejece a todos los pasajeros indiscriminadamente. Mista, que presenta menos síntomas que el resto, decide salir a eliminarlo.