La apacible tranquilidad de una aldea remota, en la que aún perviven leyendas acerca de la existencia de hombres lobo, queda trastocada cuando el cadáver de un mercader ambulante se descubre al día siguiente de una gran celebración.
La víctima ha sido golpeada con crudeza, le han arrancado mechones completos de cabello y muestra profundos desgarros en el cuello, tal como se esperaría del ataque de un hombre lobo.
Por si esto no resultara lo bastante alarmante, hace dos meses la esposa del herrero fue asesinada en idénticas circunstancias.